Senda del Oso. Historia de Paca y Tola
Paca y Tola se hicieron famosas al quedarse huérfanas en 1989, cuando un cazador furtivo mató a su madre en Tineo (Asturias). Las dos oseznas fueron depositadas en el monasterio de Obona y entregadas a agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), este fue el comienzo de su vida en cautividad, una vida llena de cuidados humanos, que despertó la ternura y el interés del público.
Paca y Tola pasaron a ser custodiadas por el Principado de Asturias, y luego por el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) en sus instalaciones de Llanes. Como en Asturias no existía un cercado adecuado para las osas, esta fueron trasladadas de Llanes a Vic (Cataluña) y posteriormente a El Hosquillo (Cuenca), hasta que en 1996, las osas regresaron a Asturias, al cercado del Monte Fernanchín situado en el límite de los concejos de Santo Adriano y Proaza. Paralelamente a la historia de Paca y Tola se ha desarrollado la Senda del Oso, ya que fue en 1995 cuando se inauguro el primer tramo entre Tuñón y Proaza
Inicialmente se podían ver a las osas a las doce del mediodía cuando bajan de la zona alta del monte a comer, salvo en periodo de hibernación (desde últimos de noviembre hasta primeros de marzo) en el cual los osos permanecen en estado de letargo invernal en el interior de sus oseras. Aunque puedan salir ocasionalmente para dar un pequeño paseo las probabilidades de verlas en el periodo de hibernación son mínimas. Con el tiempo y después de varios estudios, decidieron suprimir los horarios fijos de comida, con el fin de minimizar la dependencia de las osas a unos horarios fijos, y la alimentación dejo de realizarse a una hora concreta.
En el año 2004, un desprendimiento rompió el cercado, y las osas fueron trasladadas temporalmente al parque de Cabárceno (Cantabria), desde donde años después en 2008, llegaria Furaco, un oso pardo macho con el fin de procrear con las osas. Para ello la Fundación Oso de Asturias (FOA) construyó un nuevo cercado en Santo Adriano, al que trasladaron a Paca y Tola para comenzar un proyecto de cría en cautividad, el cual por diversos motivos, no tuvo el éxito deseado
Al morir su madre, Paca y Tola se convirtieron en el símbolo de la supervivencia contra el furtivismo despertando el interés del público y de los medios de comunicación, lo que ha llevado a una concienciación sobre la necesidad de su conservación, y al aumento progresivo de los ejemplares hasta cerca de 370 en 2023 .
Una historia de ternura y de esperanza.
Fuente documental: http://loboastur.blogspot.com